
Llamados para edificar
Efesios 4:11-12,
“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo.”
- Los ministerios son un regalo de Cristo a la Iglesia
 
Pablo deja claro que fue Cristo mismo quien constituyó estos ministerios. No nacen de ambición humana ni de reconocimiento público, sino del propósito divino. Cada ministerio —sea visible o discreto— tiene el sello de la autoridad del Señor. Esto nos recuerda que servir no es un privilegio egoísta, sino una asignación sagrada. Cuando comprendemos esto, dejamos de competir entre nosotros y aprendemos a cooperar para cumplir la misión.
- El propósito: perfeccionar a los santos
 
El fin de todo ministerio no es la fama ni el crecimiento personal, sino el perfeccionamiento del pueblo de Dios. “Perfeccionar” aquí significa equipar, madurar y preparar. Los líderes espirituales están llamados a formar discípulos que sirvan con carácter, amor y humildad. Una iglesia sana no depende solo del pastor, sino de creyentes maduros que sirven activamente en la obra del Señor.
- El resultado: la edificación del cuerpo de Cristo
 
Cuando cada ministerio cumple su función, el cuerpo crece en unidad, fuerza y amor. No se trata solo de tener dones, sino de usarlos para levantar a otros. La verdadera edificación sucede cuando dejamos de buscar reconocimiento y comenzamos a construir a nuestro alrededor: animando, enseñando, consolando y restaurando a los caídos.
Conclusión: Servir es edificar el cuerpo de Cristo
Efesios 4:11-12 nos enseña que cada creyente tiene un propósito en el cuerpo de Cristo. Los ministerios existen para formar, fortalecer y multiplicar el servicio dentro de la Iglesia. No todos somos pastores o maestros, pero todos somos llamados a edificar. Cuando servimos con amor y obediencia, el cuerpo de Cristo crece sano, unido y preparado para cumplir su misión en el mundo.
Servir a Cristo es la forma más alta de amar a su Iglesia.